Investigadores de la Escuela de Medicina de Yale (EE.UU.), han descubierto la manera de medir el riesgo de un niño de desarrollar autismo mediante la búsqueda de anomalías en la placenta al nacer, lo que permite un diagnóstico precoz y el tratamiento para el trastorno del desarrollo, un hallazgo que publica Biological Psychiatry.
Dirigidos por Harvey Kliman, los investigadores han encontrado que los pliegues anormales de la placenta y células anormales de crecimiento llamadas inclusiones trofoblásticas son marcadores clave para identificar a los recién nacidos que están en riesgo de autismo.
Dirigidos por Harvey Kliman, los investigadores han encontrado que los pliegues anormales de la placenta y células anormales de crecimiento llamadas inclusiones trofoblásticas son marcadores clave para identificar a los recién nacidos que están en riesgo de autismo.
Las placentas de riesgo tenían un máximo de 15 inclusiones trofoblásticas, mientras que ninguna de las placentas de control contenía más de dos inclusiones trofoblásticas. Kliman explica que una placenta con cuatro o más inclusiones trofoblásticas predice de forma conservadora una probabilidad del 96,7 por ciento de estar en riesgo de padecer autismo.
Actualmente, el mejor marcador precoz de riesgo de autismo es la historia familiar, por lo que parejas con un niño con autismo tienen nueve veces más probabilidades de tener otro hijo con el trastorno. Kliman señala que cuando estas familias en situación de riesgo tienen los siguientes hijos podrían emplear estrategias de intervención temprana para mejorar los resultados.
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