En un área con una recepción pobre, a un aparato de radio se le hace difícil separar la señal que le "interesa" del ruido electromagnético.
En el espacio entre un aparato de radio y un transmisor distante, las ondas de radio se dispersan al rebotar sobre diferentes superficies y ser absorbidas por edificios y otros objetos por el camino.
El cuerpo humano también absorbe las ondas de radio y afecta su patrón en su camino hacia la antena.
Si la persona se mueve, el patrón se altera creando interferencia constructiva y destructiva, lo que ocasiona que la recepción fluctúe.
Tocar la radio generalmente mejora la recepción, porque al absorber todas esas ondas la persona se convierte en una antena sorprendemente efectiva.
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