Alguna vez ves sin ningun motivo aparente cosas que a veces tienen forma de moscas, puntos negros, hilillos o manchas irregulares; y aunque en la mayoría de los casos no suponen ningún problema, sí hay situaciones en las que conviene consultar con el oculista.
Las moscas negras (miodesopsias) son pequeños 'grumos' que aparecen en el vítreo, una solución transparente y acuosa que rellena el interior de la cavidad del ojo. Con la edad, esa especie de gelatina transparente puede ir teniendo opacidades e irregularidades (al perder agua sus proteínas se condensan y pierden transparencia). Esto crea unas sombras dentro del ojo que producen esa sensación de moscas volando por delante de nuestras narices.
La edad es sólo uno de los factores de riesgo que predisponen a ver 'manchas negras' (se calcula que las padecen el 60% de las personas mayores de 60 años), pero no el único. Los miopes o las personas operadas de cataratas también suelen ver moscas con más frecuencia.
Aunque suele tratarse de un problema sin importancia (una simple manifestación de la edad en el 95% de los casos), los oftalmólogos sí recomiendan acudir a la consulta cuando se acompañan de algunas circunstancias. "Si las moscas han aparecido de repente, si van acompañadas de luces o destellos, o si de repente aparece un 'telón' negro que impide la visión en alguna zona del ojo", prosigue el oftalmólogo.
El problema es que el vítreo está metido dentro de una especie de bolsa unida a la cara interna de la cavidad del ojo (la retina) en diversos puntos, por lo que si éste se desprende, no es extraño que arrastre consigo algún fragmento de la retina. Con la edad, el vítreo se deteriora y va perdiendo agua, por lo que al hacerse más pequeño es fácil que tire de la retina; por este mismo motivo, los miopes ven moscas con más frecuencia, que tienen un ojo más alargado que obliga al vítreo a cierta tensión.
Hoy por hoy, las moscas negras no tienen ningún tratamiento disponible ("ni pastillas, ni láser, ni gotas") y la mayoría de personas se acostumbran a convivir con ellas, gracias a la ayuda del cerebro y a que muchas tienden a caer al fondo del ojo y dejan de verse. En aquellos casos en los que el trastorno puede suponer un verdadero problema psicológico para el paciente, que puede llegar a obsesionarse, existe la posibilidad de recurrir a la vitrectomía, un tipo de cirugía no exenta de riesgos que consiste en sustituir el vítreo por un suero
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