Nadie sabe muy bien por qué bostezamos.
Sabemos que bostezamos más con ciertos niveles de algunos de los neurotrasmisores en el cerebro, incluyendo dopamina y serotonina, y menos con cierto nivel de endorfinas.
Una teoría es que lo que provoca un bostezo es que la larga inhalación y la corta exhalación introducen más oxígeno y reducen el dióxido de carbono, lo que explicaría por qué bostezamos cuando estamos cansados, aburridos o encerrados en una habitación sofocante.
Pero en realidad, bostezar no es una manera eficiente de elevar los niveles de oxígeno, y ni siquiera cuando se le da a la gente oxígeno extra dejan de bostezar.
Otras teorías hablan del control de la temperatura, ya sea para todo el cuerpo o sólo para el cerebro, que es especialmente sensitivo y necesita una temperatura constante para funcionar bien.
Y otra teoría más dice que el estiramiento que a menudo acompaña al bostezo (le llaman "pendiculación" cuando se hacen al tiempo) nos mantiene listos para la acción.
Cuando el bostezo es contagioso, se piensa que es para mantener a grupos enteros de animales alerta y para sincronizar las horas en que se van a dormir y se despiertan.
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